Una carpa para reír y asombrarse

Hoy debutan en Buenos Aires con "Corteo", una historia sobre el funeral de un payaso, con tres clowns -uno de ellos argentino- en los roles principales. Cuentan cómo es la convivencia, con una vida viajando por el mundo.


Si bien Corteo es el funeral de un payaso, en la rutina diaria de un tour los intérpretes de estos personajes no la pasan nada mal. De hecho son los que tienen más tiempo libre para saborear las ciudades en las que hacen funciones porque, además de ser los protagonistas del espectáculo, ensayan solo una vez por semana. Los acróbatas y malabaristas, por ejemplo, tienen una rutina mucho más disciplinada y exigente, con un cronograma que incluye sesiones de kinesiología. Basta ver a este trío de payasos para saber que lo suyo no pasa por el training.
“Los clowns tenemos que llevar la historia y son los otros ( cabecea en dirección a las fibrosas acróbatas que entrenan desde que arrancó la charla ) los que limpian”, dice alardeando su raíz latina Mauro Mozzani, el protagonista italiano del espectáculo que desde este fin de semana presentará el Cirque du Soleil en su quinta visita a Buenos Aires.
El argentino Victorino Luján, el payaso de 2,10 metros que iba rumbo a la liga nacional de básquet, pero torció su destino hacia la actuación luego de unos talleres con el maestro Marcelo de Bellis, interpreta al mejor amigo del protagonista. Luján, a diferencia de Mozzani, no tiene una formación estrictamente de clown. Es más, en su cuenta de Twitter se define como “ Actor, diletante de cierta manera de cantar y aprendiz de acordeonista ”. Algo parecido sucede con el brasileño Marcelo Perna, el “payaso blanco”, nacido en Florianápolis, cuyo rol es mantener el orden de su troupe. “Venía de la comedia, aunque en Brasil para ser actor tenés que hacer de todo. Es la primera vez que hago un clown”. Tanto el argentino como el brasileño enviaron un video con rutinas a Canadá. Así, tras un casting fueron seleccionados. Luján está de gira desde el estreno de Corteo, hace nueve años; Perna se sumó hace un año y medio.
Fuera del escenario, ¿los payasos son los malhumorados del circo o es un mito?

Mozzani : En este caso no, porque dentro del Cirque du Soleil es una figura importante. En el Circo tradicional, el payaso solía ser el que ligaba los actos, y eso puede generar malestar.
Luján: El payaso antes era un divertimento menor para rellenar el tiempo muerto entre un número y el siguiente.
Perna: Acá llevamos la historia, se gira alrededor nuestro.
¿Qué cambia del vínculo entre ustedes después de tantas funciones?

Mozzani: Con Victorino estrenamos después de ensayar juntos dos meses, muy poco tiempo para una dupla de clown. Haciendo el show cambió mucho nuestra relación, ahora creo que se nota que detrás de lo hacemos en escena hay una amistad. Eso es muy importante.
Luján: Llegué a Canadá en febrero de 2005 y ellos estaban avanzados en la creación. Fui de los últimos en integrarme a la compañía y fue bueno, porque conocí gente que tenía las mismas costumbres italianas de mi familia.
Mozzani: Estaba rodeado de americanos, canadienses, ucranianos y la primera vez que lo vi dije “ ah, bueno, por fin alguien con quien puedo hablar castellano ”. Pero él me contestó “ no, io voglio parlare italiano ”. Al final ganó Victorino, con él no te podés hacer el duro.
¿Cómo fue el trabajo concreto de montaje en tan poco tiempo?
Mozzani: Al comienzo, había un grupo de acróbatas clowns, éramos cinco y en seis meses creamos todos los actos. Se ensayó con tranquilidad, tuvimos muy en claro la propuesta general del director, Daniele Finzi Pasca, a quien ya conozco hace veinte años y compartimos otros espectáculos.
Luján: El núcleo somos: Mauro, Marcelo, el Silbador, Gregory, Valentina y yo. Juntos llegamos a un resultado que fuimos aceitando con el rodaje de funciones.
Perna: A mí me fueron dando lugar en un show que ya estaba muy armado. Tengo dos roles, el Payaso Blanco que no habla, y una vez por semana me toca hacer el personaje de Mauro, que tiene muchísimo texto. Paso del silencio a las palabras sin ningún punto intermedio. A eso lo pude armar gracias al enorme oficio que tuvieron mis colegas para guiarme.
¿Cómo llevan su lado afectivo luego de nueve años de gira?
Luján: Lo que uno extraña es la familia, estuve en Canadá, Rusia, Estados Unidos. Ahora venimos acá y es la primera vez que puedo decir que trabajo casi como en casa.
Perna: Lo más difícil es dejar las amistades y el ritmo de vida de uno. Aunque aquí la convivencia es multicultural, hay lugar para todos y la clave es la tolerancia y el respeto.
Mozzani: Después de los primeros dos años de gira me enfermé y no quise volver, era demasiado pesado, pero el Cirque me pidió que vuelva. Les dije que sólo seis meses por año. Desde entonces vivo una parte del año aquí y otra en mi casa, en Milán, donde está mi hijo y también tengo mi compañía. Es muy dura la vida del circo, pero el trabajo del actor es eso, siempre hay que estar dando vueltas. Por suerte, mi familia me vino a ver este año a Río de Janeiro.
¿Privilegian la intimidad o en el circo todo se comparte?
Mozzani:  Hay momentos en los que se comparte, pero son más los que uno vive con su propia familia cuando te visitan. Acá no vivimos en carros cerca de la carpa, nosotros tenemos departamentos durante el tour. Cada uno es bastante independiente. Luego hay tradiciones: los domingos vienen las familias del circo y comemos juntos; también hay una escuela donde los niños de los artistas pueden aprender.
Luján: Ahora no paro en mi casa, me dieron un departamento y en la semana veo a mi familia.
Mozzani: Estamos por un largo período de tiempo en una ciudad, y eso te permite armar tu pequeña y propia rutina de vida.

Comentarios

Entradas populares